El lastre del pasado
Parece
mentira que algunas de las cosas negativas que nos han pasado a lo largo de
nuestras vidas se hacen más presentes e intensos los recuerdos a medida que
avanzamos por el camino de la vida.
Me pregunto
si es casualidad revivir emociones del pasado cuando aparecen pensamientos
sobre ello en una circunstancia determinada de la vida, o por si al contrario
es causalidad, es decir, producto de una causa que relacionamos intencionadamente
o no, con la emoción, pensamiento, y/o situación del pasado.
Tanto si se
trata de casualidad como de causalidad, la emoción que sentimos es incomoda y
el hecho de no comprender el por qué de ese retroceso ante algo que pensábamos estaba
olvidado nos hace todavía sentir más dolor y ese dolor se convierte en
ocasiones en culpa por no haberlo superado, por no haberlo gestionado, por no
haber hecho tantas y tantas cosas que debiéramos haber hecho…. Sin embargo
seguimos aquí, sintiendo ese dolor hacia el pasado y el presente sin saber cómo
librarnos de él.
Aunque casi
como todo lo que percibimos en la vida, opino que se trata más de causalidad,
ya que todo, o casi todo, tiene un sentido, un por qué, un motivo, una relación,
una conexión…
La herencia
de no haber curado bien las heridas emocionales se convierte en lastres difíciles
de sobrellevar en una vida llena de incertidumbres y constantes cambios a los
que nos tenemos que amoldar y saber navegar entre las aguas, no siempre tranquilas,
de nuestras vidas.
Esos
lastres se han convertido en una parte más de nuestra persona que en ocasiones
nos han determinado a realizar acciones y/o interpretar situaciones basadas en
nuestra experiencia personal, en nuestro bagaje. Limitando y acotando nuestra
libertad personal que ha estado condicionada por el afrontamiento de experiencias
difíciles en el pasado.
Para
conseguir soltar esos lastres debemos ordenar y/o reordenar nuestros
pensamientos y sentir unas emociones acordes a ellos de manera que consigamos
sanar esas heridas del pasado y no que no consigan perturbarnos en el presente.
Que fácil, verdad!?....
No, no es nada sencillo…pero tampoco imposible!
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