lunes, 21 de febrero de 2022

Dias de lluvia 



Autor: pixabay.com

Una vez en un taller que realizaba para un grupo de mujeres de encuentro y crecimiento personal, se planteó una duda sobre el comportamiento humano frente a los problemas. La mayoría afirmaba que si tienes un problema  debes estar orientada a resolverlo hasta conseguirlo, ya que si no puede terminar reconcomiéndote. El debate surgió cuando una de las asistentes preguntó- ¿Y si ello no tiene solución?, ¿Que hacemos entonces? 
En ese momento hubo un largo silencio y después de unas miradas y unas risas se me ocurrió contarlo así:

Cuando surge un problema, algo que nos inquieta o nos incomoda. Lo primero es analizarlo y  buscar una solución para eso que nos causa malestar o inquietud. Si tras meditarlo vemos que no tiene solución, o que la solución es a muy largo plazo, que es un acto o situación que no depende de nosotras, que no está en nuestras manos poder solucionar, lo mejor es observarlo como si se tratara de un día de lluvia.

Es decir, cuando tienes planeado hacer algo que te apetece mucho, te levantas de la cama con ganas e ilusión, miras por la ventana y con toda la decepción del mundo ves que vas a tener que cancelar tus planes. Por mucho que te pese y por muy decepcionada que estés. 

Al principio sentirás que todo es negativo y que no entiendes como te pasa a ti eso. A ti que llevas planeándolo tres meses, ese encuentro, con todos los detalles y ganas que le habías puesto… Sentirás decepción, impotencia e incluso rábia. Estas decaída y te sientes abatida. Estas afrontando el hecho que tus planes no van a salir como tu querías. En esta fase pueden pasar varias cosa: Que te quedes en casa lamentándote de tu mala suerte, con un pensamiento en bucle que te hará estar enfadada y frustrada durante todo el día o dias. Que pospongas la salida para otro día, adaptándote a la nueva situación. Que la modifiques para hoy, buscando soluciones alternativas y adaptadas a la nueva situación.

Todas las alternativas son válidas y nos harán cambiar el rumbo de lo que teníamos previsto, pero en ocasiones, las cosas no suceden como queríamos o deseábamos y tendríamos, para vivir con mayor tranquilidad, adaptarnos a los “días de lluvia”, es decir, a que las cosas no suceden como habíamos previsto ni en el orden en que las habíamos pensado.

Visto así, todas en el grupo,  fuimos pensando que podemos adoptar una mentalidad plástica y cambiar el rumbo de nuestras emociones negativas. Aquellas que se producen cuando algo no sale bien, cuando algo no es como esperábamos, o existen dificultades en nuestro día a día.

Se trata de afrontar, adaptarse y seguir, sin sentir remordimiento o culpa, más bien pensando que lo decidimos es lo mejor y por ende lo correcto, almenos para nosatras mismas y aunque quedarse lamentando es una opción, creo que no es la que nos situa en un plano adaptado ni inteligente.

Todas nos fuimos de aquella sesión intentando adaptarnos a este mundo cambiante y no exento de dificultades y decisiones.  Pero quizás con una mirada esperanzadora y con la certeza que la decisión final siempre está en nuestras manos.

En sesiones posteriores todas comentamos soluciones alternativas a la inmobilidad y nos retroalimentamos en la busqueda del bienestar personal y al mismo tiempo colectivo.