martes, 29 de octubre de 2013




Violencia en la adolescencia

La violencia como conducta es mala en cualquier edad pero además en la adolescencia tiene unos riesgos que la hacen aún más peligrosa. Los chicos y chicas están formando en ese momento su carácter y adquieren valores que se van a hacer permanentes en su futuro. Además, los adolescentes no son aún del todo conscientes de los riesgos que asumen por lo que cualquier comportamiento violento puede convertirse en algo muy serio.
Bien porque sean violentos desde niños porque no hayamos sabido o no hayamos podido corregir sus comportamiento, o bien porque al llegar a la adolescencia, chicos y chicas que hasta entonces habían sido pacíficos empiezan a adquirir actitudes violentas, muchas veces los padres de adolescentes se enfrentan de pronto con que deben encarar la agresividad de sus hijos. Para que las personas no sean violentas lo ideal es que lo aprendan desde niños pero nunca es tarde para mejorar la vida de nuestros hijos.

Síntomas de actitudes violentas en los adolescentes


Algunos adolescentes son violentos tanto fuera de casa como dentro. Lo son con sus compañeros de escuela, con sus hermanos y hasta con sus padres, pero esto no es habitual. Otros lo son solo dentro de casa y otros lo son exclusivamente cuando están lejos de la familia. En algunos casos es muy fácil detectar la vilolencia de los adolescentes porque sus actitudes son muy evidentes pero en otros, sobre todo en aquellos que solo la ejercen lejos de la familia, puede ser más difícil. En cualquier caso, los padres deben estar atentos a una serie de síntomas que denotan que sus hijos tienen actitudes violentas:

·         Ataques de ira
·         Extrema irritabilidad
·         Extrema tendencia a sentirse frustrados
·         Faltas de respeto hacia los demás





Cómo mejora la vida de los adolescentes cuando se los aleja de la violencia


Vida más segura. Su vida será más segura. Tanto si la violencia es contra los demás como si es contra sí mismos siempre tiene riesgos.
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Personalidad más equilibrada. Las personas no violentas, acostumbradas a resolver sus problemas con el diálogo y la negociación en vez de con la violencia son más equilibradas y mentalmente más sanas.
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Sociedad más segura. Además de los beneficios indudables que para el propio adolescente y su entorno tiene que chicos y chicas abandonen la violencia, ello también es positivo para toda la sociedad ya que será más segura y más sana.




Cómo alejar a los adolescentes de los comportamientos violentos 


·         Amor. El amor es el arma más poderosa contra la violencia. Cuando los chicos y las chicas se sienten queridos es mucho más probable que se sientan seguros. La confianza en uno mismo es un arma contra la violencia. Y es que los comportamientos agresivos nacen, la mayoría de las veces, de falta de seguridad.

·         Supervisión. Aunque los hijos adolescentes reclaman y deben obtener autonomía eso no quiere decir que no exista supervisión de sus padres sobre sus vidas. Es responsabilidad de padres y madres que chicos y chicas estén seguros y crezcan sanos. Por eso es imprescindible saber qué hacen con quien se relacionan nuestros adolescentes. No hace falta estar todo el tiempo sobre ellos pero sí conseguir una relación de confianza que nos garantice que sabremos cómo se desarrollan sus vidas fuera del ámbito familiar.

·         Disciplina. Los adolescentes igual que los niños necesitan normas. Aunque en la adolescencia es aconsejable que esas normas sean negociadas entre padres e hijos. Pero la disciplina es fundamental para que los chicos y las chicas se desarrollen adecuadamente.


·         Herramientas alternativas. Hay algunas opciones muy útiles para que chicos y chicas se mantengan alejados de la violencia. Por ejemplo, la práctica de deportes, sobre todo si son  deportes de equipo ayuda a formar el carácter, libera tensiones y enseña a los chicos y chicas a cumplir las reglas. También es muy útil el trabajo voluntario. Decenas de asociaciones en todas las ciudades están abiertas a la colaboración de los adolescentes. También allí aprenderán normas y a trabajar junto a los demás


Encontrar la causa de la expresión de la violencia entre los adolescentes puede ayudarlos a madurar como individuos sanos y sin trastornos futuros. Cuando se presenta una conducta violenta, tras ella siempre se esconde una carencia en la fomación integral de la persona, encontrar dicha carencia es el primer paso para resolver el conflicto interior.

lunes, 28 de octubre de 2013


Personalidad Victimista

Una personalidad victimista consiste en una tendencia psicológica, que puede llegar a desembocar en una conducta patológica como un trastorno paranoide, consistente en una propensión a culpar a otros de los males que uno padece (es decir, “yo soy una pobre victima”, “los demás no me entienden”, “a mí me tocan todos los marrones”, “no hay derecho”, “siempre me sucede a mí”, “qué mala suerte tengo”, etc…), refugiándose en la compasión ajena, mediante las quejas y/o la expresión de malestar se transmite una exigencia oculta a los demás, despertando en su interior, un sentimiento de culpa. Son personas que van de mártires por la vida, sin que sus quejas correspondan con la realidad e incluso conlleva una responsabilidad moral.
El victimismo suele esconder experiencias pasadas no superadas. Por tanto, el papel de víctima se basa en culpabilizar a todo y a todos con el objeto de obtener atención.
Desde una visión victimista siempre es el otro el que tiene el problema y uno mismo quien sufre las consecuencias.
Victimismo = chantaje emocional y manipulación
¿Por qué una persona se siente y/o muestra como víctima?
Razones que podrían explicarlo:
- Táctica del reconocimiento: el individuo suele utilizar el victimismo para llamar la atención, sobredimensionando cuestiones y hechos poco relevantes de carácter negativo. Siendo común que interprete el rol de víctima para que reconozcan sus méritos.
Su actitud no está asociada a patologías graves, sino que es fruto de un aprendizaje con diversas incapacidades y carencias para las que no se han tenido o empleado correctamente, los recursos apropiados de superación.
El individuo está estancado en la mediocridad, una realidad que percibe de un modo más o menos consciente y que pretende superar con el reconocimiento que sólo consigue, o que cree conseguir, mediante su papel de víctima. Considerando que se puede comprar de alguna forma el afecto, la atención, la compañía, el apoyo, la aprobación, etc. Esta manifestación podría ser consecuencia de una escasa autoestima y/o falta de recursos y habilidades asertivas, cognitivas y un desarrollo evidentemente inmaduro.
- Deformación de la realidad: el sujeto cree que es sólo una víctima del entorno o los demás, por lo que la culpa en todo caso, es siempre del resto. Muestra un pesimismo exacerbado frente a la realidad que le rodea, sobredimensionando lo negativo, recelando de lo que surge a su alrededor y presumiendo de que los otros son injustos y el maltratan.
De esta actitud surge un morboso afán por descubrir agravios insignificantes para sentirse discriminado o maltratado con el fin de achacar a instancias exteriores una supuesta actitud perversa y agresiva que representa todo lo malo que le sucede. De esta forma, su susceptibilidad le lleva a reaccionar con crispación ante la más mínima crítica, elevada inmediatamente a la consideración de grave ofensa.
- Táctica ofensiva: la cual no es en absoluto inocua, sino plenamente consciente y con un afán manipulador que no repara en medios para lograr sus objetivos. Siempre miran hacia uno mismo y no les importa demasiado los daños colaterales causados por su actitud.
El victimismo es un elemento más que utilizan a su conveniencia, no siendo su modo de vida. También suelen estar relacionados con hechos traumáticos, incluso los mismos que el grupo siguiente (táctica defensiva), pero a diferencia de éstos, no esperan un resarcimiento pasivo, sino que están dispuestos a cobrar la supuesta deuda a cualquier precio. Podríamos decir que las personas de este grupo sienten en cierta manera como su dolor o malestar se alivia cuando causan daño a los demás.
- Táctica defensiva:  se caracteriza por individuos que viven en el autoengaño, cuyo victimismo se ha convertido en la razón de su existencia. El rol de víctima está asociado a un negativismo sin concesiones. Todo está en su contra. Su percepción de la realidad está completamente distorsionada y sienten que nada puede hacerse para cambiar esta situación (indefensión aprendida).

Este comportamiento casi siempre está relacionado con hechos traumáticos de diversa índole que no se han podido superar, tales como los malos tratos, el abuso sexual en la infancia u otras disfuncionalidades familiares o de carencias de tipo afectivo. Su actitud es pasiva e inconscientemente manipuladora, se vale del chantaje emocional y suele hallarse inmersa en una eterna e inactiva espera, donde la pretensión de que el mundo reconozca su inmenso dolor y la injusticia que se ha cometido con ella, nunca es satisfecha.

¿Qué hacer para salir del papel de víctima?
Tal cambio implica un cambio de percepción:
1. La visión victimista suele adquirir un sentido cuando se indaga en el hilo conductor de la propia vida. La persona puede preguntarse por qué necesita esta actitud y reconocer de forma honesta qué beneficios obtiene de ella. Quizá le ayude a sentirse más fuerte o protegida, a controlar mejor a los demás, a eximir ciertas responsabilidades, a censurar a otros, a dar una imagen de buena persona… …
2. En la actitud victimista no se expresa de modo directo lo que se quiere ni se trata de activamente de satisfacer los propios deseos, sino que se espera que se hagan cargo los demás. Al detectar la queja se puede intentar traducirla en palabras más claras, expresando lo que se desea o se necesita y hablando desde uno mismo, en primera persona, en vez de culpar.
3. Evitar la etiqueta permanente de víctima. Se puede ser víctima de una situación, pero ese estado de ánimo tendría que ser pasajero.
4. Utilizar la capacidad de elegir; conviene preguntarse, por ejemplo: “de esta situación, ¿qué es lo que me disgusta?, ¿qué es lo que yo puedo cambiar?, ¿qué peticiones concretas puedo hacer a los demás?…”
Actitudes victimistas (situaciones) que ayudan para desarrollar el rol de víctima.
- Haber vivido en un ambiente, donde se nos compadecía constantemente, escuchando comentarios como: “pobrecito, se siente mal”, “pobre, le ponen tanta tarea”, “es injusto lo que le pasa, pero… no se puede hacer nada”, “a …. siempre le pasa algo malo”…
El niño escucha y aprende a pensar igual respecto a sí mismo.
- La vulnerabilidad y dependencia de los niños. Debido a la edad, falta de conocimientos y habilidades, necesidad de depender de los adultos, las limitaciones que los mismos imponen, etc., todos los niños se sienten víctimas, en muchas situaciones. Lo cuál sucede a cualquier niño, independientemente de que tenga una vida estable, protegida, feliz… etc. Es parte de las características de la niñez.
Al crecer, los resultados de las diferentes experiencias que vivimos, la educación, los ejemplos que recibimos, etc., hacen que se pierda o disminuyan este tipo de pensamientos y sentimientos o que aumenten y se establezca una actitud de víctima.
- El ejemplo de uno o ambos padres que tenían dicha actitud. Los niños tienen a imitar, de forma inconsciente, las actitudes de los padres y de las personas importantes en su vida.
- Haber sido realmente víctimas, de algún tipo de abuso: psicológico, físico, sexual, emocional. El impacto de estas vivencias puede ser tan intenso que puede repercutir a lo largo de toda su vida. Pero aún en estos casos, pueden y sobre todo “deben” trabajarse las consecuencias, para tener una vida mejor.
Aspectos positivos y negativos de la “autocompasión”
 - El aspecto positivo es que al menos de momento, el dolor disminuye y evita que nos auto devaluemos, ya que reduce el impacto de la culpa.
- Los aspectos negativos, impiden que veamos el problema en toda su magnitud. Se enfoca solamente una pequeña parte del problema, es decir, la parte negativa que nos afecta de forma directa, por lo que no le vemos diferentes soluciones.
Nos aleja de la gente y nos impide resolver nuestros problemas, porque nos mantiene centrados en nosotros mismos: “pobre de mí… los demás me… yo n o puedo…
Impide que nos responsabilicemos de lo que nos sucede y que actuemos, porque al culpar a los demás, son ellos los que pueden y deben hacer algo para mejorar la situación. Lo que hace que tratemos de presionarlos y manipularlos con lo que surgen nuevos conflictos.
Nos paraliza, porque sentimos que no podemos hacer nada al respecto, ya que no tenemos ni la capacidad ni el control necesario para resolver la situación.

jueves, 24 de octubre de 2013

El cambio

  



EL CAMBIO

Prochasca y Diclemente al estudiar procesos de cambio en las personas, encontraron que aquellas que consiguen una mejora en sus estilos de vida pasan a través de unos estadios, cada uno con una actitud mental y un tipo de motivación diferente. Describieron el “Modelo de Estadios de Cambio” también llamado “Rueda de cambio” donde aquellos se sitúan en forma circular y no funcionan como etapas en un solo sentido. Refleja la realidad que, en cualquier proceso de cambio, la persona gira varias veces alrededor del proceso antes de alcanzar una situación estable. Cada estadio registra una actitud mental diferente e implica un tipo de motivación también distinta.

Ellos son:
       
PrecontemplacióN: En la fase la persona no ve, o no quiere ver ningún problema en su conducta como lo demuestran frases del tipo “de algo hay que morir”, “yo soy fuerte y a mi el alcohol no me hace daño”, “mi abuelo fumaba y vivió hasta los 95 años”
Contemplación:  La persona empieza a tener algunas dudas sobre su conducta. Empieza a sospesar los pros y los contras aunque no se observa todavía con ánimo de intentar un cambio: “tendría que dejar el tabaco”, “me gustaría hacer mas ejercicio, pero me da pereza”
Determinación: En este momento la rueda de la persona decide intentar un cambio y requiere tener confianza en poder controlar su nueva conducta: “el día de mi cumpleaños dejaré d fumar”
Cambios: En ella se pone en práctica la decisión tomada.
Mantenimiento: La persona ha de concentrarse activamente en mantener el cambio y consolidarlo ya que las tentaciones están presentes.

Recaída: Se vuelve a la conducta inicial y a estadios anteriores de precontemplación y contemplación.


jueves, 17 de octubre de 2013


La auto-lesión

Reduce la tensión y ayuda a manejar las emociones fuertes las cuales sobrepasan el límite de tolerancia que se ha aprendido sobre ellas.
Hace que el nivel de tensión tanto psicológico como fisiológico regrese a un estado que podamos soportar.
Cuando una persona siente una emoción negativa fuerte y no sabe como manejarla  aprende que al hacerse daño reduce ese sentimiento de incomodidad en el que se encuentra de manera inmediata. 
Se trata de una conducta adictiva para alterar el estado de ánimo de las personas que no conocen otros recursos para reconducir sus estados emocionales.
"Todas las adicciones ya sean conductas o sustancias causan dependencia y tolerancia hacia las mismas" 

No todos tenemos la oportunidad de aprender a 
manejar las emociones

No nacemos sabiendo como expresar y manejar nuestras emociones; lo aprendemos de nuestros padres, nuestros hermanos, nuestros amigos y de la gente que nos rodea.
Un factor común para la mayor parte de la gente que se auto-lesiona, hayan o no sufrido de algún abuso, es la invalidación. Aprendieron, desde una edad muy temprana, que la interpretación de sus emociones y sus sentimientos acerca de lo que les rodea estaban equivocadas e inclusive eran "malas". Aprendieron que ciertos sentimientos no estaban permitidos, dándose casos donde se les castigaba por tenerlos.
Al mismo tiempo, la gente que tenía una fuerte influencia sobre ellos, no tenía a su vez buenos mecanismos para manejar sus emociones. Uno no puede aprender a manejar efectivamente situaciones de tensión, a menos que crezca y se desenvuelva con personas que manejan estas emociones de manera efectiva y positiva. ¿Tu crees que podrías aprender a cocinar si nunca has visto a alguien cocinando?
Aunque es común que todas las personas que se auto-lesionan hayan sufrido algún tipo de abuso, no todos los que se hacen daño lo han sufrido. Hay veces que la invalidación de sentimientos y la falta de una buena guía para manejar las emociones es suficiente para que se de esta conducta.


¿Que tipo de gente se auto-lesiona?

Las personas que se auto-lesionan vienen de todos los diferentes medios. La gente que se produce daño pueden ser hombres o mujeres; con estudios de posgrado o que solamente cursaron primaria; ricos y pobres de cualquier país; heterosexuales. homosexuales o bisexuales. Algunas personas que se auto-lesionan logran funcionar de manera efectiva en puestos muy altos y demandantes; pueden ser maestros, terapeutas  médicos, abogados, ingenieros, trabajadores... La edad varia desde la preadolescencia hasta la madurez.
De hecho, la incidencia de la auto-lesión es muy similar a la de los desordenes alimenticios, con diferencia que al ser una conducta altamente estigmatizada, la mayor parte de la gente se esconde cuidadosamente sus marcas, sus cortadas o ampollas. También tienen muchas escusas que se pueden sacar de la manga cuando alguien les pregunta sobre sus lesiones.
"Ha sido jugando con el gato!!" 

¿A que es debido?

El hacerse daño es un mecanismo, que se le suma la agravante de no ser entendido por la mayor parte de al gente, y no es aceptado y conocido como lo es el alcoholismo, la drogadicción, la anorexia, la bulimia, el fumar, el trabajo en exceso, y los demás tipos de mecanismos que usa la gente para evadir sus emociones. 
Las personas que se infligen daño físico normalmente lo hacen para intentar mantener su integridad psicológica  es una manera de no suicidarse. A través de hacerse daño, logran acabar con las emociones insoportables y una presión agobiante, lo cual reduce el deseo del suicidio. Y aunque hay casos de personas que se auto-lesionan y que en algún momento intentan suicidarse, casi siempre utilizan un método diferente al utilizado en sus lesiones.
La auto-lesión es un mecanismo inapropiado para manejar situaciones conflictivas, es una manera de mantenerse vivo, de sobrevivir.
Se trata de una dinámica interna, no lo hacen para molestar, enfurecer o irritar a los otros; es una respuesta conductual a un estado emocional inadaptado
Desgraciadamente, hay personas que no comprenden esto, y piensan que obligarlos y coartarlos es la única manera para lidiar con una persona que padece dicho trastorno, ya que evoca muchas emociones incomodas; repulsión, miedo, disgusto, entre otros. Ponerlo en manos de un profesional es la mejor decisión para remediar el trastorno. 









Avui és el dia que pots aprofitar per fer el que ahir vas deixar per fer pensant que ja ho faries demà. Bé avui és el demà d'ahir i per tant no t'oblidis de la teva promesa. Comença a fer el que saps que has de fer, doncs, ja no et queden escuses i mentides per dir-te, ara és el moment de començar. A què esperes?..... Potser a demà?