Algunos puntos de: El camino del KAIZEN. Un pequeño paso puede cambiar tu vida.
Autor: Robert Maurer.
Editorial:
Vergara.
- Critica
a los “saltos”.
- Enfrentar
los desafíos.
Tratamos de eludir un problema o un desafío mientras podemos
y, luego, cuando las circunstancias o las presiones nos obligan a hacerle
frente, intentamos dar un gran salto
para lograr una mejora. Si ese gran salto nos conduce a un valle más verde, nos
felicitamos, y con razón. No obstante, si resbalamos y caemos, el dolor y la vergüenza
que esto conlleva pueden ser devastadores.
- Kaizen
e innovación.
- De
saltos pequeños y de grandes.
El kaizen y la innovación son las dos principales
estrategias que las personas utilizan para generar cambios. Mientras que la
innovación exige una reforma extrema y radical, todo lo que el kaizen requiere
es de dar pasos pequeños y cómodos para mejorar.
- Kaizen
y neurología.
- Pasos
pequeños no fallan.
Creo que el kaizen es un método sumamente efectivo para
crear nuevas conexiones neuronales en el cerebro, una noción que abordaré con
mayor detalle en el siguiente capítulo. Como un cliente a menudo me decía:
«¡los pasos eran tan pequeños que yo no podía fallar!».
- El miedo al cambio.
- El
Kaizen es fácil de practicar.
Todos los cambios dan miedo, incluso los positivos. Los
intentos de alcanzar una meta con métodos radicales o revolucionarios a menudo
fracasan porque aumentan el miedo, estimulando el pensamiento racional y la
actividad creativa.
·
Estrés es simple miedo.
·
Tensión por los desafíos.
Aunque la denominación médica moderna para la sensación que
nos produce un nuevo desafío o una meta importante es «estrés», durante
incontables generaciones ésta recibió el viejo y conocido nombre de «miedo».
Incluso ahora, he observado que las personas con más éxito son las que miran el
miedo sin parpadear. En vez de escudarse en términos como ansiedad, estrés o
nerviosismo, dicen abiertamente que sus responsabilidades y obligaciones las
asustan.
- Miedo
y sensación de control.
- Miedo
en estrés.
A mi juicio las personas adultas suponen que, si están
viviendo como es debido, pueden controlar lo que sucede a su alrededor. Cuando
el miedo hace acto de presencia, les parece fuera de lugar, por lo que
prefieren referirse a él con términos empleados para enfermedades
psiquiátricas. El miedo se convierte en un trastorno, en algo que puede
encasillarse pulcramente como «estrés» o «ansiedad».
- Enfrentar
el miedo.
- Con
base a pequeños pasos.
Cuanto más nos importa una cosa, cuanto más soñamos con
ella, más miedo tenemos. Concebirlo de esta forma puede contribuir a calmar
nuestra angustia. En los momentos difíciles, comprender que el miedo es normal
y un signo natural de ambición hace posible que nos aferremos a la esperanza y
al oportunismo, cualidades que aumentan nuestra disposición para dar los pasos
pequeños que superarán ese miedo.
- Cerebro
de hábitos.
- El
hipocampo reitera procesos.
Este fenómeno se debe en parte al hipocampo, que está
ubicado en la parte mamífera del cerebro y decide qué información almacenar y
cuál recuperar. El principal criterio del hipocampo para almacenar información
es la repetición, por lo que hacer preguntas de forma reiterada no deja al
cerebro otra alternativa que prestar atención y comenzar a crear respuestas.
- Mente
que se paraliza.
- Necesidad
de ir despacio.
Una de las virtudes del cerebro –su capacidad para
concentrarse exclusivamente en la supervivencia en los momentos de peligro—se
convierte así en una carga paralizante.
Haciendo preguntas pequeñas y moderadas mantenemos
desactivada la respuesta de luchar o huir. Preguntas kaizen como«¿Cuál es el
paso más pequeño que puedo dar para ser más eficiente?».
- Movilizar
corteza cerebral.
- Hacer
pequeñas preguntas.
Estoy convencido de que el mero acto de plantearse la misma
pregunta con regularidad y aguardar pacientemente una respuesta moviliza la
corteza cerebral. Una pregunta no plantea ninguna exigencia ni temor, sino que
divierte. Por tanto, cuando nos hacemos preguntas pequeñas, la amígdala (donde
tiene lugar la reacción de luchar o huir) permanecerá dormida y la corteza
cerebral, siempre ávida de pasar un buen rato, despertará y tomará nota.
- Tipos
de miedo.
- No
ser / no control.
El miedo, como ya hemos visto, a menudo es la razón de que
las personas no obtengan lo que quieren. Los miedos tienden a clasificarse
principalmente en dos categorías: el miedo a caerse principalmente en dos
categorías: el miedo a no ser digo (No lo merezco)
y el miedo a perder el control (¿Y sí me gusta y me deja?).
- Modelar
la mente (adiestrar)
- Método
de Robertson.
El método para modelar la mente desarrollado por Ian
Robertson es una técnica posterior que entraña una inmersión sensorial total,
la cual incluye también la visualización. Quienes la practican tienen que
fingir que están realizando la acción, no sólo viendo, sino oyendo, probando,
oliendo y tocando. Con este método, las personas imaginan los movimientos de su
musculatura y la activación y desactivación de sus emociones.
- Cambios
de Kaizen.
- Pasos
pequeños y seguros.
Nunca fuerce el proceso de Kaizen; éste sólo da resultado si
usted deja que el cambio suceda cómoda y fácilmente. Con este objeto, puede
optar por dedicar más tiempo a modelar su mente, pero una vez más, debería
proceder despacio, quizás incrementándolo únicamente en treinta segundos.
- Kaizen:
pensamientos y acción.
- Seguridad
del cambio.
Las acciones pequeñas forman la base de casi todos los
programas de kaizen para provocar un cambio. La razón es obvia: por mucha
práctica que usted adquiera en las preguntas y pensamientos pequeños, al final
siempre tendrá que pasar a la acción.
- Crítica
al gran esfuerzo.
- Resistencia
al cambio.
Recuerde que los grandes esfuerzos para cambiar pueden ser
contraproducentes. Muchos de ellos no toman en consideración importantes
obstáculos que pueden jalonar el camino: falta de tiempo, apuros económicos o
una resistencia profundamente arraigada al cambio.
- Acciones
pequeñas y seguras.
- No
hay línea de fracaso.
Las acciones pequeñas cuestan muy poco tiempo o dinero y
resultan agradables, incluso para aquellos que no disponemos de mucha fuerza de
voluntad. Las acciones pequeñas engañan al cerebro para que piense: ¡Oye!
Este cambio es tan minúsculo que no me costará. No corro ningún riesgo de
fracasar ni de sufrir.
- Kaizen
cambios fáciles.
- Pueden
ser placenteros y ligeros.
El motivo de
que a algunas personas les cueste aplicar las técnicas del kaizen no reside en
que los pasos sean difíciles, sino en que son demasiado fáciles. Estas personas
no pueden superar la noción cultural de que los cambios deben ser siempre
instantáneos, deben siempre requerir una disciplina férrea y nunca deben ser
placenteros. Creemos que si no exigimos mucho a nosotros mismos, si nos
obligamos a hacer más y más deprisa, obtendremos mejores resultados.
- Cambios y atención.
- Centrar la atención en pequeños
errores.
Cuando
estamos intentando hacer un cambio, puede ser tentador ignorar las sutiles
señales de advertencia, las que nos dicen: Algo va mal. Tienes que aflojar el
ritmo, volver sobre tus pasos e investigar. No obstante, si continuamos evitándolos, estos pequeños
problemas seguirán creciendo hasta alcanzar tal importancia que nos veremos
obligados a detener la cadena de montaje, retirar el producto del mercado e
iniciar el lento y doloroso proceso de enmendar el error, ahora muy grave.
Centrarnos en los errores puede ahorrarnos años de costosas correcciones.
- Detectar los pequeños problemas.
- Crítica a lo “complejo”.
En ocasiones,
es difícil detectar los problemas pequeños porque, paradójicamente, el daño que
infligen es tan grande que suponemos que el origen de tal horror debe rescindir
en problemas profundamente complejos. Esto ocurre en los matrimonios, el
terreno profesional, las adicciones, las empresas e incluso las catástrofes que
afectan a la salud mundial.
- Ley de tolerancia cero.
- Teoría de ventanas solas.
La filosofía
de Bratton estaba influida por una conferencia a la que había asistido sobre la
teoría de las «ventanas rotas», postulada por primera vez en 1982 por dos
criminólogos, James Q. Wilson y George L. Kelling. La teoría de las ventanas
rotas sostenía que si una gran ciudad ---o barrio o calle--- toleraba
infracciones menores de la ley, en la práctica estaba fomentando delitos de
carácter muy grave.
- Aceptar los estados sufrientes.
- Técnicas de Kaizen.
Cuando estamos
sufriendo mucho, incluso mientras sentimos que somos dueños de nuestra vida o
nos embarga el dolor emocional, lo mejor es intentar localizar los problemas
más pequeños en el marco de la catástrofe más grande y aplicar alguna o todas
las técnicas del Kaizen para ir avanzando poco a poco hacia la solución.
- Atención a lo pequeño.
- Creatividad para cambios.
No obstante,
muchos grandes avances surgen gracias a una atención rutinaria a las pequeñas
cosas. Hablo de momentos que pueden
parecer normales y corrientes o incluso tediosos, pero que en realidad
contienen las semillas de importantes cambios. Prestar atención a los peque momentos
pueden parecer fácil, pero quiere respeto, imaginación y curiosidad.
- Amor de pequeños gestos.
- Son más sanos y durables.
Se demostró
que estos pequeños momentos eran indicadores más fiables de una relación llena
de amor y de confianza mutua que los gestos más espectaculares de unas
vacaciones románticas o regalos caros. Posiblemente, estos se debe a que los
pequeños momentos procuran amor y afecto en el día a día
- Nostalgia (pasado) y preocupación (futuro)
- Enfrentar el presente con dedicación.
Siempre que
la preocupación o la nostalgia se apoderen de usted, pruebe lo siguiente:
Si la
respuesta es negativa (y a menudo lo es) busque en la habitación un objeto o
una persona que le proporcione la mayor sensación de placer. Centre sus
pensamientos en ellos durante treinta segundos. Este proceso enseña a su
cerebro a vivir en el momento presente.