jueves, 10 de diciembre de 2015

Feliz Navidad y buenas compras




Los hijos...esas personitas que te llenan de felicidad, de amor y de dulzura en esta época de Navidad, en la que les hemos instaurado una fantasía llena de magia, hermosa de por sí y, en muchos casos alejada de convicciones religiosas, se convierten en demandantes y consumidores desaforados que buscan conseguir objetos y más objetos que les haga sentirse más felices, tal y como en la mayoría de anuncios publicitarios encuadran los beneficios de poseer algún juguete que les haga introducirse en una fantasía continúa, llena de emociones por sí misma.

El problema principal no está en la perspicacia del engaño de los publicistas, ellos trabajan y algunos lo hacen tan bien, que finalmente hasta los padres acabamos pensando que es un juguete mágico. El problema viene dado, a mi entender, desde  factores que son imprescindibles tener en cuenta para no caer pasadas las fiestas, en los comentarios de muchos padres y madres frustrados, que ven cómo su hijo se entretiene con el envoltorio del juguete carísimo que le han comprado, al que apenas prestan atención. Pues bien, la educación en valores es fundamental para gestar la humildad. Humildad de no tener, pese a poder tenerlo todo. Es decir, comprar con conciencia de causa y efecto, comprar con cabeza, no dejarse llevar por el consumismo imparable y fomentado por los medios. Y hacerlo con sentido común, dando importancia a los valores y compromisos que en primera instancia sostienen la Navidad: la generosidad, la humildad, la compañía, la familia, los amigos, etc.. Y dejar en un plano inferior, aunque importante, la magia de los regalos, ya que en definitiva son objetos materiales que solamente nos aportan una felicidad momentánea.

Si no recapacitamos, como padres y madres responsables, todos los anteriores valores y conceptos se nos van al traste y acabamos la navidad agotados y estresados viendo que nuestro esfuerzo económico ya es historia y que solamente quedan los pagos aplazados, las deudas de la visa y un año entero por delante en el que nos prometemos no volver a caer en el engaño.

Navidad si, consumismo exacerbado no por favor, ya que ello solamente crea en nuestros hijos patrones demandantes de objetos materiales y obvia por encima de todo la importancia del amor, de compartir, de la solidaridad y de todos los restantes valores que en esta época del año se tendrían que potenciar para que nos acompañen en la etapa de la infancia y perduren hasta la adultez cada día de nuestra vida.

Feliz Navidad y buenas compras!

Fuente: Ana Balanzá