lunes, 23 de agosto de 2021

El gato y yo


Imagen: https://ar.pinterest.com/elbalopez36/gato-negro-dibujo/

Un día paseando, vi a un gato tumbado en la acera frente a un portal. ¿Estaba el gato tomado el sol?, ¿había el gato dejado su séptima vida en esa acera? El observar al gato tumbado, inmóvil, sin saber que es lo que le pasaba, me intrigó muchísimo, así que di un fuerte chasquido con los dedos para ver si reaccionaba y hacía algún movimiento. En silencio, después observé que ni una brizna de su pelo blanco se había movido. Pensé lo peor, seguramente le habría dado un golpe de calor, una caída fatídica des del balcón o un infarto, no sé, el gato parecía muerto, allí tendido sin más, en medio de la acera. Se me ocurrió antes de tocarlo dar un grito y una palmada para estar completamente segura que ya no pertenecía a este mundo. Que realmente el pobre gato había muerto. Tampoco obtuve ninguna respuesta del dichoso gato. Mi intriga se estaba transformando en una opinión fundamentada que verificaba, que lo que tenía frente a mi, era un difunto gato que se merecía una sepultura más digna que esa fría acera. Me convencí de que debía ocuparme del tema, ya que era yo la que lo había encontrado, así que me deshice el nudo de la chaquetilla que llevaba anudada a la cintura para poder envolver al felino y evitar un contacto directo, pues también cabía la posibilidad que hubiese muerto por alguna enfermedad infecciosa. De ese modo me decidí a cogerlo. Me acerqué para tirarle la manda mortuoria por encima y cuando le rozó su pelo escabechado, dio un brinco y salió corriendo como alma que lleva el diablo. El corazón se me iba a salir del pecho, tuve que poner las manos sobre él para calmar la ansiedad y temor que sentí. Mis ojos se quedaron abiertos como platos mirando la vigorosidad con la que el presunto cadáver había salido de su estado catatónico para causarme casi un infarto. El gato merdoso casi me convierte a mí en la difunta. ¡Vaya susto me causo!


Más tarde, indagando sobre el tema, una vecina me informó que el gato venía a comer algunas sobras, frente a su portal cada mañana y después se tumbaba a tomar el sol. También me dijo que era una gata y no un gato y que hacía un año la habían atropellado y dejado sorda. Me explicó que no entendía como todavía seguía viva la pobre...

Ya ves, lo equivocada que se puede estar al observar, juzgar y formarse opiniones en temas que no conoces...

¡Aquí lo dejo!