Lectura y escritura creativa
Cuando hablamos de lectura y escritura creativa, nos puede llegar una vaga sensación de que sabemos de qué estamos hablando, pero para poder concretar que es, de que se trata y sus beneficios, en el foro de “Propuestas de escritura creativa para la renovación de
la pedagogía de la escritura”, nos lo resuelven especialistas, de forma clara y simplificada. Algunos ejemplos de las preguntas cuestionadas Fueron:
1. ¿Cuando hablamos de propuestas de escritura creativa, a qué nos
estamos refiriendo? ¿Cuáles son sus características, sus particularidades?
¿Cómo podríamos definirlas?
Algunas de las ideas fuerza, por lo general compartidas, sobre las
características de una propuesta de escritura creativa son:
Propician una relación lúdica, experimental y estética con el
lenguaje.
Liberan el impulso inconsciente vinculado con el proceso creador,
desbloquean el imaginario, y proponen el ejercicio consciente de
habilidades creadoras.
Activan operaciones mentales propias del pensamiento
divergente, es decir, aquel que pone en juego procesos
irracionales, asociativos y generadores de diversas posibilidades
alternativas.
Parten de un estado de sensibilización frente al lenguaje y
promueven la imaginación, entendida como la capacidad de
captar imágenes y establecer tejidos y relaciones entre ellas para
producir otras nuevas.
Están sustentadas en prácticas y experiencias estéticas de lectura
y escritura.
Desechan todo uso instrumental del lenguaje dando lugar al juego
de lo privado, de lo autónomo.
Invitan a observar la realidad cotidiana desde nuevas
perspectivas, a descubrir su belleza poética.
Dan lugar a otras lecturas: las de lo no verbal, las previas a la letra,
las lecturas del mundo y sus criaturas, la lectura de las formas y de
los sonidos.
Habilitan y enfatizan el valor de la oralidad, dan lugar a las
gradaciones en el decir, a la mejora de la dicción y al disfrute de la
sonoridad de la palabra: ingredientes que colaborarán a la hora de
producir textos.
Por lo general se ubican en el terreno de la escritura de ficción.
Trabajan con consignas que son la clave para activar la
imaginación y el proceso creador.
Le dan un gran valor a la lectura, entendiéndola como proceso
inherente a la producción escrita.
Implican un trabajo grupal, un proceso de co‐construcción
orientado por un coordinador o guía, en el cual las opiniones de
los pares son fundamentales.
Generan procesos escriturales que incluyen la revisión y
reescritura de los textos.
Constituyen una alternativa frente a la rigidez y normatividad del
uso del lenguaje imperante en la escuela, y frente a la falta de
sentido y de placer que acompaña una buena parte de sus
prácticas de escritura.
En relación con el término escritura “creativa”, hay algunas objeciones. Algunos
consideran que toda escritura es creativa y, por tanto, prefieren hablar deescritura de ficción o de talleres de creación literaria. Otros consideran que no siempre la escritura es creativa (Carlos Grassa ofrece varios ejemplos) y que
habría que explorar más lo que entendemos por creación.
Sergio Furgoni, quien no ingresó al foro pero aportó bibliografía, dice que la
crítica a la escritura creativa es una pregunta que surge de la tradición de los
talleres argentinos y propone el concepto de escritura de invención, porconsiderarlo más interesante.Valdría la pena considerar esta propuesta, para lo
cual recomendamos leer dos de los textos escritos por Furgoni, cuyas
referencias están en la siguiente pregunta.
3. ¿Qué tipo de actitudes, de habilidades, de competencias se desarrollan
en una propuesta de escritura creativa? ¿Es diferente a las que
desarrollan otras propuestas escriturales? Si es así, ¿en qué consisten
esas diferencias?
En primer lugar habría que decir que Gustavo Bombini cuestiona los términos
en que está formulada la pregunta (actitudes, habilidades, competencias) por
considerarlos una herencia de la concepción del lenguaje del enfoque
comunicativo, “simplificadora como concepción de lenguaje donde poco
espacio queda para asumir una reflexión más compleja acerca de, por ejemplo,
la construcción de la ficción, los modos en que se procesa la experiencia
literaria, etc.” Sería interesante ver qué opinan los demás participantes acerca
de esta postura y conocer cuál sería la propuesta de Gustavo.
Un tema sobre el cual varios enfatizan es que este tipo de propuestas
contribuyen a que haya “mayor desinhibición en cuanto al manejo de la palabra
escrita”, “soltura”, “pérdida del temor a la hoja en blanco”, “capacidad para
jugar, experimentar con las palabras, divertirse”. Una fortaleza de estas
propuestas está entonces en romper con el formalismo, la rigidez y la
normatividad imperantes en la escuela, propiciando que los estudiantes se
relacionen con el lenguaje de manera espontánea, confiada y gratuita.
No sólo cambian las actitudes, sino también las concepciones; la escritura deja
de ser privilegio de pocos y pasa a ser derecho de todos. Según Anabella Saks
estas propuestas “rompen el estereotipo de la escritura como una actividad
“seria e introspectiva”, patrimonio de una minoría, a la que pocos pueden
acceder." También Matilde Frías apunta algo en esta dirección al compartir el
testimonio de una maestra que encuentra que estos talleres “validan el
derecho a la escritura y a la palabra, dejando de lado la actitud del consumidor
que repite y copia, dando la oportunidad al niño de que a través del ejercicio
escritor manifieste y desarrolle sus competencias comunicativas y literarias”.
La escritura deja de concebirse como una práctica solitaria y se descubre el
valor de compartir con otros la experiencia. Si bien es cierto que, como dice
Carlos Grassa, la escritura es un acto individual, existe una dimensión social que
no podemos desconocer y un aprendizaje importante que se produce en estos
talleres es la toma de conciencia del papel de los otros (no sólo el profesor)
para avanzar como escritores. Esta toma de conciencia de la realidad social de
la escritura se registra en intervenciones como: aumenta el interés por
compartir los propios escritos con los compañeros de grupo; mayor capacidad
de escucha y mayor interés en conocer diversos textos; creación de un clima de
respeto por el otro; apertura hacia la interacción comunicativa; seguridad para
producir y socializar textos, entre otros.
Otro de los aportes es el desarrollo de competencias lingüísticas y literarias
tales como la capacidad para producir textos coherentes y cohesionados, la
corrección gramatical, la ampliación del vocabulario, la toma de conciencia
sobre las particularidades de la lengua escrita, la ruptura de estereotipos, el
desarrollo de un estilo, de una “voz” propia y el incremento en la originalidad
de los textos.
Un punto interesante sobre el cual varios coinciden es la incidencia de estas
propuestas en relación con las prácticas y habilidades lectoras de los
estudiantes: “mayor interés por la lectura de obras literarias, desarrollo de
criterios personales para la selección de lecturas, criterios para construir
opiniones y evaluar obras literarias”;… “quien escribe necesariamente se hace
mejor lector en la medida en que se relaciona con el lenguaje escrito de manera
más cercana, más artesanal”;… “se aprende a disfrutar la lectura, a encontrarle
sentido y a leer con múltiples propósitos: para desencadenar la escritura, para
encontrar modelos que alimenten los textos, para tomar conciencia sobre cómo
se escribe, para reescribir, para ayudar a otros a mejorar sus textos. Se aprende
a leer como escritor, lo cual solo es posible en el marco de auténticas
situaciones de escritura”.
Otro beneficio que se obtiene al vivir la experiencia creadora, es el de
enriquecer el mundo simbólico. Es Irene Vasco quien expresa esta idea y deja
planteado un interrogante: “Encuentro con frecuencia que niños carentes de
afecto, de seguridad socio‐económica, de lecturas, de exposición al arte, son
también niños carentes de expresiones creativas y simbólicas. Después de
largos procesos de juego con palabras e imágenes, finalmente logran mejorar su
comprensión y producción. Cuando me encuentro ante estos casos no dejo de
preguntarme: si los niños tienen tanta dificultad para jugar con las palabras,
¿cómo pueden entrar en el mundo de la abstracción matemática, por ejemplo?
Dejo esta inquietud para que otros me ayuden a resolverla”.
Por último, sólo Anabella Saks destaca el hecho de que los estudiantes
“incorporan la escritura en la vida cotidiana como un medio de expresión y de
comunicación entre pares”. Este es un punto clave ya que una pregunta
fundamental, de ésta y muchas otras estrategias relacionadas con la didáctica
de la escritura, es qué tanto las actitudes que se promueven y las competencias
que se desarrollan se generalizan, se extienden más allá de la frontera de la
escuela, instalándose como parte de la realidad cotidiana de los estudiantes.
Fuente: http://www.cerlalc.org/Escuela/experiencias/sintesis.pdf