…y me pregunto de vez en cuando si realmente quiero
vivir esta vida, si quiero tener lo que me rodea y cuanto me rodea, si quiero
estar limitado por estas normas sociales, si realmente me siento feliz o
realizado con lo que hago…me pregunto si sé quien soy…
Al mirarme al espejo casi no me reconozco, mis
arrugas y mi mirada se han tornado cada vez más oscuras, que me ha pasado?, dónde está el brillo, la energía de tiempos pasados?, porque ahora y porque a mí
me pesa tanto la vida? Donde se quedó esa motivación, las ganas de hacer, las
ganas de cambiar el mundo? Qué es lo que no me permite disfrutar de esta vida
finita donde tarde o temprano deberé abandonar dejando solamente el recuerdo de
mis actos, de mi esencia? Donde…..
El sentimiento de vacío interior, de tristeza, de
incapacidad, de pensamientos rotativos en clave negativa, de emociones
confrontadas, de estrés flotante, de miedo… Todo ello no se trata más que de la
percepción que tenemos de cuanto nos rodea, la incapacidad de adaptarnos a los
nuevos retos de la vida, con sus problemas y dificultades, pero también con sus
alegrías y satisfacciones. Cuando no somos capaces de percibir lo positivo de
nuestras vidas, de nuestra cotidianidad, quizás y solo quizás sea porque lo que
hacemos ya no nos satisface, ya no encontramos la motivación que nos hace
levantarnos de la cama de un brinco con ilusión por terminar o continuar con lo
que nos traemos entre manos. Frente a esto, cerrarnos en la oscuridad e
insistir que nos debe gustar lo que hacemos, que tenemos la obligación de
seguir con ello y que no podemos hacer nada más por cambiarlo. Se trata de un
autoengaño, una falsa creencia que nos hace pensar que estamos determinados,
que no podemos elegir y que debemos seguir por qué es lo que nos toca.
En parte puede ser cierto, a modo de ejemplo podríamos
decir que existen obligaciones que nosotros elegimos en nuestro momento y que
ahora nos tenemos que responsabilizar de ellas. Alguna son nuestros hijos,
nuestras cargas económicas… Damos entonces por entendido que existen
responsabilidades de nuestras acciones o decisiones que no podemos cambiar. Dentro
de esas “cargas” vivir en un estado vegetativo o de negatividad continua nos
puede llevar a sentir ese vacío que antes mencionábamos. Ahora bien, si pudiésemos
utilizar todo nuestro potencial, todo nuestro bagaje personal y comenzar a
proyectarnos hacia el futuro buscando aquel interés, sentimiento o
circunstancia que nos motiva, que hace que nuestra vida cobre sentido y nos
llena de ilusión y esperanza, nos estaríamos redescubriendo a nosotros mismos,
viendo las nuevas capacidades que tenemos y todo cuanto podemos hacer y ser.
Os animo a que os miréis al espejo y si veis ni
siquiera un punto de oscuridad en vuestras miradas, replantead vuestras vidas,
analizad esa rutina y cotidianidad que hace que día tras das perdáis esa luz en
vuestras miradas. Buscad, indagad y accionaros a hacer y a ser aquello que soñáis
o soñasteis. No os quedéis percibiendo vuestras vidas como si miraseis una
pantalla plana. Conectaros con la
realidad ¡!! Esa que dice, que si podemos
cambiar la forma de ver el mundo, podemos cambiar nuestras circunstancias.
Extracto Del taller de Motivación: Más información escoladelsvalors@hotmail.es 605.68.80.38
Ana Balanzá