martes, 23 de abril de 2019

Disciplina o sentido común



Disciplina o sentido común



En una ocasión me dijeron que los padres carecían de sentido común para educar a sus hijos. En ese momento pensé que quizás fuese cierta esa afirmación. Tras pensarlo concluí que el hecho de no saber aplicar algo no significa carecer de ello, simplemente entiendo que se tiene sentido común pero no se sabe aplicar. Esa es mi respuesta ante una manifestación que provino de una profesora de primaria que me hizo reflexionar y tomar nota que los profesores no siempre tienen la razón absoluta, es más, no se puede partir de una categorización absolutista como es, la de manifestar la carencia de sentido común en los todos los padres. 
Por ello más que la aplicación de la disciplina (entendida como castigo), creo en la aplicación del sentido común a la educación en general y la familiar en particular, ya que al fin y al cabo  nos mantiene a todos dentro de uno patrones de convivencia adaptados, o esa es la idea.

Disciplina con los adolescentes
Muchos padres de adolescentes se preguntan si deben imponer disciplina a sus hijos, la respuesta es sí. Aunque teniendo claro que disciplina no es lo mismo que castigo. Disciplina es imponer una serie de normas y límites que deben ser respetados.

Las normas son necesarias
Las normas son fundamentales en la vida, sin ellas la sociedad no podría existir. Y eso mismo ocurre en las familias. Cada familia establecerá sus normas ideales, las que necesitan para que todo funcione correctamente. Y esas normas afectan a los adolescentes como afectan al resto de la familia.

Aprender a ser responsable
Es cierto que cuando van creciendo, los adolescentes critican y cuestionan cada vez más las reglas impuestas, pero es necesario que sus padres les transmitan que la disciplina es una herramienta fundamental a la hora de madurar y convertirse en una persona responsable.

Consejos para establecer la convivencia
Existen una serie de consejos que pueden ayudar a los padres de los adolescentes a establecer y exigir que la disciplina se cumpla:
·         Implicar al adolescente en el establecimiento de esas normas. De esa manera le enseñaremos la importancia de la negociación, además el que haya participado en la elección de las reglas, hará que se sienta más determinado a cumplirlas
·         Ser un ejemplo. Los chicos repiten lo que ven, tanto en la infancia como en la adolescencia. Si los padres no cumplen con sus propias obligaciones no podrán exigir que el adolescente lo haga con las suyas.
·         Ser positivos. Es bueno que los padres muestren reconocimiento hacia sus hijos adolescentes cuando estos se comportan bien. Ese hecho del refuerzo consigue afianzar la autoestima de chicos y chicas y las ayuda para seguir siendo disciplinados.
·         Evitar la arbitrariedad. Los adolescentes necesitan saber a qué atenerse, si los padres cambian las normas, incluyen otras nuevas de improviso o permiten que unas veces se cumplan y otras, no, el adolescente vivirá desconcertado y sin saber qué línea de comportamiento seguir.
·         Hablar con ellos sobre cualquier conflicto. Hay veces que los padres estamos demasiado cansados y eso nos lleva a tomar decisiones precipitadas e injustas. Reconocerlo con nuestros hijos adolescentes cuando ocurra, explicarles por qué ha pasado e intentar que no vuelva a ocurrir, nos acercará al adolescente y permitirá a este entender que puede rectificarse. También hay que permitir que ellos se expresen. Por eso tras un mal comportamiento lo ideal es hablar de ello y dejar que el chico o la chica nos expliquen la razón de él.
·         Mantener los principios. Es muy habitual que los adolescentes empleen el chantaje emocional, su frase preferida suele ser "a mis amigos sus padres sí les permiten hacer esto o lo otro". Pero es bueno que sus padres no se dejen intimidar por esa presión y mantengan los principios que ellos creen que benefician a su hijo. Pero siempre deben explicarle a este las razones. Así aprenderá la importancia de ser fiel a uno mismo.
·         Respetar. Aunque parece obvio que el respeto es intrínseco al ser humano, en ocasiones y en determinados núcleos familiares, por diversas razones se pierde el respeto a esa falsa propiedad que creemos nuestra: nuestro hijo. Debemos en todo momento pensar y asumir que no tenemos derecho a insultar, ni pegar, ni menospreciar a nuestro hijo, por el simple pensamiento de pertenecía. Si deseamos una disciplina positiva, debe ser des del respeto mutuo.

Explicarles siempre las razones
El objetivo de la disciplina es que los adolescentes aprendan a tomar decisiones acertadas por sí mismos. Para que eso ocurra es necesario que los chicos y las chicas entiendan la razón de las normas. Si no entienden por qué sus padres les exigen hacer algo de determinada forma nunca conseguirán autodisciplinarse y será mucho más difícil que se conviertan en personas responsables.

Dónde imponer normas
En general los asuntos sobre los que los padres de adolescentes necesitan fijar normas son los siguientes:
·         La tarea escolar para casa
·         La ayuda en casa
·         Los horarios de vuelta en la noche
·         Las visitas de los amigos
·         El tiempo dedicado a la computadora o a los juegos

Poder de decisión
A la vez que se les imponen ciertas normas, también es aconsejable que según van creciendo, los adolescentes tengan un mayor poder de decisión sobre su vida. En qué asuntos determinados puede decidir él o ella cómo actuar, deberá ser una decisión de sus padres basada en el grado de madurez de sus hijos, pero en general, ya en las primeras fases de la adolescencia los padres pueden permitir que sean ellos mismos los que decidan sobre la ropa que visten, los peinados que llevan o la decoración de sus habitaciones.

Es más efectivo ser comprensivo
Todo indica que los padres que se muestran democráticos, abiertos e igualitarios consiguen resultados mucho mejores en la ecuación de sus hijos que aquellos que son excesivamente estrictos o demasiado permisivos. En el caso de los padres estrictos, porque muchos adolescentes reaccionan enfrentándose a ellos y en el de los permisivos porque los chicos y chicas se sienten poco apoyados.

falta paciencia
Es importante no olvidar que durante la adolescencia los padres deben hacer un esfuerzo por ser pacientes con los cambios de humor de sus hijos, dedicarles suficiente tiempo estimularles y darles comprensión y amor y evitar la crítica constante. Con esa ayuda, los adolescentes se encaminarán hacia la madurez de una forma mucho más segura y responsable.