miércoles, 26 de agosto de 2015
Las escusas del mal-vivir
Cuando en nuestras vidas pasamos por momentos complicados y nos cuesta un cierto tiempo poder abarcarlos, solucionarlos o adaptarnos a la situación, corremos el riesgo de quedar perpetuados en la preocupación, el mal estar y la profunda tristeza. Tras un tiempo, nos hemos habituado a que nuestro estado de ánimo permanezca decaído y que únicamente podamos pensar en ello, en lo que nos perturba. Habremos entrado en un túnel de retroalimentación negativa, nos habremos dado todos los motivos y escusas posibles para justificar nuestro estado de ánimo, perpetuándolo. Cuando queramos darnos cuenta de lo infelices que nos hemos vuelto, siempre recurriremos al motivo que nos llevó hacia la negatividad de la circunstancia personal, aunque ya haya pasado un cierto tiempo y distancia, estaremos dependiendo de todo lo que rodea esa circunstancia, sin poder avanzar, anclándonos en el pasado y cosecharemos sin darnos cuenta el sentimiento de victima. Nos habremos construido una zona de "confort", perdón, una zona de "inconfort", de la que no queremos movilizarnos por haber perdido la capacidad de resolución, de improvisación, de motivación, de auto-estima, etc...
NO existen varitas mágicas que hagan olvidar el pasado o las circunstancias difíciles por las que el camino de la vida nos ha derivado. Existe la responsabilidad personal de pensar que somos quiénes decidimos en última instancia como queremos vivir. De ello se extrae un trabajo duro, persistente, diario de trabajo personal, de auto-conocimiento, de superación de los miedos, de las falsas creencias y demandas, etc... Es decir una introspección personal que hará buscar los motivos y escusas para justificar nuestra marcha hacia una vida más feliz.
Es fácil? NO, pero vale la pena intentarlo!
Fuente: Ana Balanzá Gómez
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos los comentarios, Agraïm els comentaris.