viernes, 3 de enero de 2014

Las relaciones

Dos personas se conocen, hablan, se entienden, comparten sus afinidades y muestran la cara más amable de su carácter, van estableciendo pautas y un lenguaje imperceptible para el resto de las personas. Es algo que solo ellos entienden, nadie puede comprender excepto ellos, los creadores.

Un día tras otros afianzan la preferencia de compartir su tiempo y aparece una atracción sexual imparable que no entiende de barreras ni límites. Entonces la aproximación es total la compenetración de un ser hacia el otro parece que no tener fin. La emoción que se siente parece ser para siempre….


Con el tiempo el lenguaje intimo, aquel que los unía, es mal entendido o mal interpretado por uno, el otro o los dos a la vez, la química del encuentro desapareció ya hace mucho tiempo y día tras día han ido conociendo esa cara oculta del carácter de cada cual que en ocasiones no se puede mostrar.


Las dos personas han crecido y evolucionado a su ritmo y según sus intereses, si una de ellas no ha querido o podido seguir en el circulo vital de la otra, y la otra por su parte tampoco le apetecido esperar; es por allí por donde la línea curva que cerraba el circulo uniéndolos empieza a volverse rígida, fría, estática y deja de girar en torno al círculo que antes unía. Las personas empiezan a sentirse rivales dentro de una jaula imaginaria, esa misma jaula que antes los unía.


Solo el crecimiento personal, la complicidad, la confianza y como no, el amor pueden volver a cerrar el círculo de la pareja. De otra forma se olvida aquello que un día vieron cada una de esas dos las personas que les atrajo y les sedujo pensando que sería para siempre.




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