El poder del perdón
Mientras exista la voluntad de cambiar y
la sensibilidad para aceptar que todos somos limitados, el perdón y la
reconciliación serán casi siempre posibles.
Las ofensas provenientes de nuestros seres queridos suelen doler más porque
al daño recibido se le suma el sentimiento de haber sido de alguna manera traicionados en
nuestra confianza, nuestros afectos o nuestras expectativas.
Por eso los errores entre esposos tienden a convertirse no
sólo en “problemas por resolver” sino en “dolores del corazón” que
amenazan la relación misma y que hacen hasta dudar del amor. Muchas parejas empiezan así por
preguntarse: "¿Cómo pudo hacerme esto?", "¿Cómo a mí que tanto lo(a)
quiero", "¿Por qué si yo tanto he hecho o dado por él(ella)?
Lo primero es por tanto entender que toda persona se
equivoca pues está siempre en proceso de aprender y
desarrollarse. Y tu cónyuge no es la excepción. Además, muchos de las
limitaciones de los adultos para expresar el amor, como se debiera, provienen
de las heridas emocionales que esa persona recibió en su infancia. Por eso, lo
más probable es que detrás de los errores de tu pareja hay un niño o una niña
herida que todavía debe crecer.
Ahora bien, si has logrado entender esos dos datos (que tu pareja no es
perfecta y que posiblemente detrás de sus errores hay un niño o una niña herida
que todavía debe crecer), estás entonces listo(a) para cambiar
tu odio y frustración y empezar a sanar tu corazón, y
tu relación con el poder del perdón. Pero para que entiendas mejor
de lo que se trata, es preciso entender bien qué es
perdonar:
¿Qué es perdonar?
Muchas personas temen que al perdonar le van a dar a la otra persona el
poder de seguirlas ofendiendo, o que se van a rebajar o humillar. Sin embargo,
es importante saber que:
- Perdonar no es
aceptar lo inaceptable ni justificar males como maltratos,
abusos, faltas de solidaridad o infidelidades. Tampoco es hacer de cuanta
que no ha pasado nada. Eso sería forzarnos o ignorar la realidad y a acumular
resentimientos. Igualmente, perdonar no es tratar de olvidar lo
que me han hecho, pues siempre es bueno aprender de lo vivido.
- Perdonar es sobre
todo liberarse
de los sentimientos negativos y destructivos, tales como el
rencor, la rabia, la indignación, que un mal padecido nos despertó y optar
por entender que está en mis manos agregarle sufrimiento al daño recibido
o poner el problema donde está: en la limitación que tuvo mi cónyuge de
amar mejor, en una determinada circunstancia.
- En síntesis, perdonar
es: Otra manera, distinta de la rabia y el rencor, de ver a las
personas y circunstancias que creemos nos han
causado dolor y problemas. Es, poder mirar a
mi cónyuge y sus acciones negativas, con el realismo y la misericordia
propias de Dios que, sin desconocer nuestras faltas, no nos identifica con
el pecado y nos da la ocasión de ser mejores.
¿Por qué perdonar?
- Porque mientras
con el odio y el rencor quedamos atados al mal que
nos han hecho y estancamos la relación matrimonial
concentrándonos sólo en el error y el dolor que una determinada acción nos
causó, el perdón nos da la oportunidad de ver
la falta como un error real pero sin la carga
emocional que nos daña. Entonces, además de recuperar la paz, recobramos
la lucidez para evaluar el daño en su dimensión real y
tomar las medidas necesarias frente a la relación.
- Porque soy yo mismo(a)
quien es responsable de producir la rabia o el
odio y de aferrarme a ellos. La rabia, es una
forma de satisfacer mi ego igualmente herido.
- Porque mi
cónyuge, es mucho más que su error. Sin querer justificar
su falta, es claro que detrás de su acción hay un “niño
o niña herido (a)” por los condicionamientos de su pasado,
pidiéndonos, a través de su rabia, violencia o agresión, que lo
auxiliemos, lo amemos, lo respetemos”.
- Es claro igualmente
que si mi cónyuge me entregó un día su vida en matrimonio es porque me
ama y que por tanto, lo más seguro es que su equivocación no
fue deliberada sino el fruto de sus limitaciones como ser
humano en proceso.
- Porque amar al cónyuge supone aceptar que es limitado y renunciar a mis expectativas a cambio de su realidad y buena voluntad de hacer lo mejor posible.
Diferencia entre perdón y reconciliación
Mientras el perdón es una decisión de cada persona, al interior de su
propio corazón, la reconciliación supone la recuperación de la relación entre
los dos. Lo ideal es por tanto que, una vez me libere de la rabia y renuncie a
identificar a mi cónyuge con el error que cometió, nos dispongamos juntos a
analizar el daño y buscar, en la medida de lo posible, una reparación.
Dicha reparación supone que el ofensor reconozca su error, valore el efecto de lo que causó y pida perdón. El ofendido debe entonces igualmente aceptar las disculpas y ofrecer su perdón como la base para iniciar de nuevo una relación, sin rabia ni rencores, pero sabiendo que hay algo por mejorar.
Dicha reparación supone que el ofensor reconozca su error, valore el efecto de lo que causó y pida perdón. El ofendido debe entonces igualmente aceptar las disculpas y ofrecer su perdón como la base para iniciar de nuevo una relación, sin rabia ni rencores, pero sabiendo que hay algo por mejorar.
Mientras exista por tanto la voluntad de cambiar y la sensibilidad para
aceptar las propias limitaciones y lo que ellas pueden causar, el perdón y la
reconciliación serán casi siempre posibles. Así el matrimonio se convierte en
la escuela de amor donde cada persona debe encontrar un espacio donde es amada
y aceptada, aún en esas realidades que no fueron amadas y aceptadas en la
propia familia. Y mientras es retada a cambiar puede, por amor, liberarse
poco a poco de sus limitaciones de carácter y sentir que puede crecer en su
capacidad de dar y recibir amor.
Esta oferta de perdón y reconciliación, no debe sin embargo ser forzada con
manipulaciones como “si me amas realmente debes…”;
tampoco con presiones como: “yo he hecho mucho por
ti, por lo tanto tu…”. No. La oferta del perdón debe ser gratis, y la
reconciliación un acto que los dos ofrecen y se comprometen de manera
igualmente gratuita a realizar, por que nace del deseo de seguir amando y del
dolor de haber herido al otro, sin pretenderlo o sin saberlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos los comentarios, Agraïm els comentaris.