viernes, 22 de mayo de 2015

suerte o esfuerzo?



En ocasiones, transformamos la vida en lo que se parece a  una caja de boletos en el sorteo de navidad, los hay premiados y los hay que solamente refirman la desilusión de no haber ganado el gordo. Es tal que nos dejamos llevar por la concepción de esa creencia de vida metiendo repetidamente la mano dentro de la caja, por si acaso somos los premiados y lo hacemos no una, ni dos,ni tres veces, sino que nos solemos pasar la vida esperando ser los premiados, esperando tener un golpe de suerte que mejore nuestra situación, sobretodo la económica, mientras la vida transcurre y nos sentimos incapaces de provocar el cambio para ser premiados por nuestro trabajo, nuestra nuestras convicciones o nuestros esfuerzos. Simplemente nos sentamos y nos dejamos llevar por la marea, pensando que todo cuanto hacemos es algo normal, que está dentro de nuestras obligaciones y que quien más, quién menos tiene que soportar las cargas que ha ido adquiriendo por el camino de la vida. Quizás sea cierto que cada persona, cada individuo deba ser responsable de sus actuaciones, pero la responsabilidad no solamente es con los demás o con la sociedad en clave de deberes e infinitas obligaciones, también existe una responsabilidad con uno mismo y en esa responsabilidad está también el buscar el bienestar. Cómo sino podemos desprendernos de la dependencia de la buena suerte?, de los demás?, de la sociedad?, de los políticos?... Deberíamos tener presente que las responsabilidad de estar bien con uno mismo recae sobre nuestras espaldas y si, es cierto que en muchas ocasiones las circunstancias que nos rodean no son las apropiadas para poder disfrutar y serenarnos, pero si es nuestra responsabilidad optar por la adaptación a nuestras circunstancias personales buscando soluciones o bien adoptando la mejor posición frente a ellas. De hecho si practicáramos más la búsqueda de nuestros intereses vitales estaríamos cada día un poco más contentos, más felices y con más optimismo y ello nos ayudaría a ser más objetivos frente a las dificultades y por lo tanto mucho más resolutivos, nos conduciríamos a buscar las soluciones que no provienen de cajas mágicas ni de gobiernos omnipotentes.

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