jueves, 6 de febrero de 2014

Reflexión

Educación y Emociones


Las emociones forman parte del crecimiento personal de todo humano, los niños aprenden a utilizarlas desde bien temprano para generar respuestas en sus entornos familiares. Tanto es así, que encontramos ejemplos bien claros: Un niño utiliza  su llanto para generar atención, y aunque a simple vista pueda ser más una conducta que una emoción, se genera en sí misma la emoción de sentirse desatendido o perturbado por algún dolor. Por otro lado el cuidador siente la emoción de preocupación por el llanto por lo que reacciona, actúa según la valoración de la situación generada por la emoción y la conducta.



Todas las emociones nos empujan a sentir que estamos vivos y a actuar en concordancia a lo aprendido a lo largo de nuestras vidas, el estancamiento de emociones negativas nos produce una sensación de oscuridad en el presente que no nos deja avanzar en nuevas perspectivas de futuro, ya que toda nuestra atención se centra en lo negativo acumulado hasta el momento.
Realmente existen vidas complicadas en la sociedad actual que no dejan espacio para demasiadas emociones positivas. De ello es ejemplo las vidas de los niños que sufren carencias en sus vidas, ya sea a nivel económico, emocional, educativo, fraternal…pueden convertirse en personas desatendidas en toda la amplitud de la palabra que sin remedio corren el riesgo de padecer depresiones, trastornos de personalidad, creencias erróneas de personas vacías, sin expectativas de futuro….sintiéndose en inferioridad con sus iguales, conllevando problemas de rebeldía en la escuela, fracaso escolar…



La importancia de ofrecerles una educación emocional que los haga afrontar de manera adaptada su realidad personal, es quizás una forma de crecimiento personal abordado a mejorar su auto-concepto y su identidad para potenciar su persona como única, ofreciendo una visión de futuro con nuevas oportunidades. De otra forma la carencia que les acompaña durante su infancia puede perdurar toda su vida, convirtiéndose en víctimas de la sociedad, que como tal no ha sabido reaccionar a tiempo para poder ofrecer a estos niños no solo una educación académica obligatoria, llena de contenidos teóricos;  sino también una educación de crecimiento personal donde el desarrollo de su “yo” sea equiparable al de otros niños exentos de carencias.

En la educación actual, controlada por los gobiernos cambiantes cada cuatro años, se pierde la esencia de lo que entraña la palabra educar y se convierte en un mero mecanismo de enseñanza básica no más allá de las páginas de los libros. Por lo que la carencia de crecimiento personal no solo afecta a los más necesitados, sino a cada uno de los niños en edades escolares.

El peligro de no remediar la formación íntegra de las personas, expone a las generaciones futuras a una realidad un tanto perturbadora, ya que los niños de hoy son los hombres del mañana.



…Quizás vaya siendo hora de pensar en ello….



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