miércoles, 25 de junio de 2014

la educación invisible

La educación invisible


Todos hemos oído hablar de las habilidades sociales y las entendemos de forma genérica como aquello que utilizamos para poder vivir en sociedad. Lo cierto es que no solo nos permite convivir satisfactoriamente en sociedad, sino que también nos ayudan a sentirnos plenamente responsables de nuestras acciones, ya que cuando las ponemos en práctica teniendo el conocimiento adecuado de cada una de ellas y las utilizamos premeditadamente, deja de ser imposible que nuestros actos hacia los demás y hacia nosotros mismos sean responsabilidad de terceras personas o de las circunstancias ajenas. Es decir, estamos seguros de lo que queremos decir, de lo que queremos hacer o dejar de hacer y sabemos expresarlo de forma respetuosa hacia los demás. Así mismo generamos fuerzas internas dentro de los grupos sociales que hace que el grupo se entienda como algo mucho más importante que la suma de los miembros, concibiéndose un pensamiento de crecimiento grupal y de busca constante de innovación.

Siendo unas herramientas tan útiles en el quehacer diario se hace extraño que en los más pequeños no sean trabajadas desde las escuelas de forma directa y no transversal, como afirman la mayoría de centros educativos. Aunque las estadísticas no muestren unos resultados positivos hacía aspectos tan vinculados como son el abandono escolar, la violencia en las aulas, agresiones, peleas, consumo de drogas...
Pero más paradójico  es el hecho que profesores cualificados para impartir las materias curriculares estén carentes de dichas habilidades para poder ofrecer una educación basada potencialmente en la resolución de conflictos, la colaboración y cooperación,  la comunicación, la crítica constructiva, la sinergia de grupo... La tendencia general muestra que se basan en la autoridad dentro del aula y la desvalorización de la persona como única y como ser potencial, centrándose en las materias académicas como principal motor de crecimiento personal.

Por suerte no todos los profesores están carentes de la visión de crecimiento global que se debe ofrecer a los niños, incluso hay muchos de ellos que se esfuerzan en su labor como todos los trabajadores de este país a los que les han recortado el sueldo y los medios necesarios para realizar su labor con la motivación y entusiasmo. 

Para todos ellos una humilde reverencia, ya que son el ejemplo de superación y de creencia en un futuro mejor, un futuro de valores y principios morales.     

Para los restantes una humilde petición de abandono de profesión y dedicación a otra actividad laboral, ya que sin darse cuenta están destruyendo la ilusión de crecer y de creer de muchos niños.

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